También la lluvia

Empiezo confesando que soy una ávida defensora del cine español... del bueno, claro, que no se trata de una cuestión de absurdo patriotismo fanático, sino de poner, durante un instante, los prejuicios a un lado y asumir de una vez por todas el landismo es cosa del pasado (y ahora vendrá Santiago Segura a desmentirlo... con razón) y ni siquiera fue exclusivo del cine patrio (revisen cine italiano o alemán de los 70, revisen). Tan defensora soy que puedo citar, a la mínima insinuación, un mínimo de diez películas patrias que están a la altura de cualquier filmografía pero, por alguna razón, la primera que se me viene a la cabeza es También la lluvia... y la razón es tan sencilla como que esta es una de las películas más interesantes que se han hecho en unos tiempos en los que, en lo que a cine se refiere, la originalidad no está, ni se la espera.


También la lluvia es una película donde la crueldad del pasado se mezcla con la crueldad del presente... donde los demagogos de hoy quedan al descubierto frente a los honestos que de verdad hacen algo por los demás.

Enrique Pinti (un humorista argentino excepcional) decía en uno de sus monólogos y cito de memoria, perdón por la inexactitud: mis compatriotas dicen "oh, el indio, raíz telúrica" ¡dale de morfar!"

También la lluvia es un poco lo mismo que parodia Pinti en la citada frase, a saber; Gael García Bernal dirige una película en la que se narran algunos de los hechos vergonzosos de la conquista de América; en su película denuncia aparece el cura Montesinos -inspirador- y Fray Bartolomé de las Casas -padre de la leyenda negra y responsable de que las matanzas fueran prohibidas por la corona- con algunas licencias poéticas (Colón aparece como el más cruel de los hombres peeero muere en 1506 y el speech de Montesinos fue en 1511) que le sirven a la película real -dirigida por Icíar Bollaín- para poner de manifiesto que si bien la leyenda negra es real, se habla mucho de oídas y somos muy dados a inventarnos cosas (¡cómo si lo que de verdad ocurrió no fuera suficientemente espeluznante!)

Pero, lo realmente interesante es lo que rodea esta película dentro de la película; los actores que encargan a Montesinos y a Bartolomé de las Casas están enamorados de sus personajes (natural) mientras que a Colón lo encarna un cínico actor que les hace ver, en más de una ocasión, que son bastante hipócritas (los actores, no sus personajes... aunque también les recuerda que las Casas proponía sustituir a los indígenas por negros al tiempo que reivindica la figura de Colón)
El rodaje de ficción tiene lugar en la espectacular naturaleza de Bolivia en un momento en el que las autoridades del país decidieron, por decirlo muy a las bravas, cobrar el agua de lluvia, hecho que dio lugar a una auténtica revolución dirigida por el actor que encarna al indígena que hizo lo propio en la película denuncia. Así pues nos encontramos con unos actores preocupados por denunciar los hechos ocurridos hace quinientos años más allá del entorno que está viviendo; pagados de sí mismos por su solidaridad frente a su nulo interés por ayudar en el presente.... y entre todos ellos el productor, encarnado por un enorme Luis Tosar que pasa del cinismo a la más pura humanidad.

El ritmo de la película es intenso, los diálogos absolutamente verosímiles y las actuaciones precisas. Totalmente recomendable.

1 comentario:

  1. me encanto todo lo q hace mi gael me encanta pero esta me toco mucho x ser parte de la hist.

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