Con algo de retraso y además tarde (perdónenme tan estúpida broma, no se volverá a repetir), me uno a mis compañeros de Club de lectores 2.0 para la reseña bimensual que, en esta ocasión, versará sobre La muerte de Ivan Ilich de Leon Tolstoi, autor que ha tenido a bien escribir una genial novela (y, digan lo que digan mis compañeros, muy divertida en su amargura) que no tiene un gritón de páginas.
La muerte de Ivan Ilich tiene un título absolutamente descriptivo, como las demás novelas de Tolstoi (Guerra y paz habla de las invasión napoleónica o Anna Karenina de esa señora tan petarda) y es interesante ver como a partir de una simple anécdota -la muerte de un hombre- Tolstoi perfila una filosofía vital que, a la vista de cómo acabó su vida (separado de su mujer e intentando donar sus propiedades a los pobres, tras una vida tratando de huir de la vida lujosa que tenía por nacimiento) refleja, quizá, una explicación de a qué venía tanto deseo de alejarse de todo.
La novela comienza con el funeral de Ilich, eso le permite a Tolstoi mostrarnos una galería de personajes a cada cual más inane y absurdo: vemos unos amigos que están preocupados por quién reemplazará a Ilich a las cartas y, más importante y mezquino, quién saldrá beneficiado laboralmente por su muerte; vemos también a su esposa, la afligida viuda, que sólo tiene como preocupación procurarse una pensión y nada más, ahí se acaba su duelo... que no digo yo que la señora tuviera que amarlo locamente -a lo largo de la novela vemos que se casaron enamorados pero no terminaron así- pero un poco de discreción en esos momentos es de agradecer.
Lev Tolstoi, venerable |