La última noche en Twisted River

El libro elegido este mes por el Club de tortura lectores 2.0 es La última noche en Twisted River de John Irving. Puedes leer la reseña general (y la de Bichejo, que ha tomado posesión de momento del salón del club) aquí, y las del resto de lectores residentes en su hogar habitual (que si no visitas aún ya estás tardando): Chez nananalíder, chez Carmen y chez Newland

Tras la Segunda Guerra Mundial, los grandes escritores norteamericanos pusieron todos sus esfuerzos en crear "la gran novela americana" (no es que antes no ansiaran figurar en el Olimpo de los escritores, es que la crítica literaria en general usaba menos epítetos y la norteamericana en particular tenía menos fondo de armario del que tirar), algunos de los aspirantes al título lo consiguieron, ojo, pero, desde entonces, todo autor que se precie tiene que dejarse la piel en emular a sus predecesores y marcar el camino a seguir, debe convertir su novela en un hito que será recordado por los siglos de los siglos Amén...

John Irving escribió una novela magnífica -que yo haya leído- peeeeero a sabiendas de que, a pesar del Óscar (no me he vuelto loca, su adaptación -de Irving- ganó un Óscar), no sería recordada como la gran novela americana; de hecho quien esto escribe, como tantos otros, leyó el libro y lo recuerda vagamente por aquello de "Buenas noches príncipes de Maine, Reyes de Nueva Inglaterra"...que decía Michael Caine... o lo que es lo mismo, no recuerdo el libro sino la película (todo tiene una explicación, con los años recordamos lo esencial, que es lo que cuenta la película, lo farragoso de Irving se va perdiendo por los recovecos de la mente) porque lo leí en cuanto la vi y no ha marcado mi vida, qué cosas.

Pero vayamos al grano, tras los dos párrafos precedentes creo que queda lo suficientemente claro que el libro no me ha gustado en absoluto, me ha parecido farragoso, lleno de detalles que no aportan ni un gramo a la historia, ni a los personajes, ni a los lectores y que sólo sirven para engordar de páginas un libro que narra un viaje que, curiosamente, no va a ninguna parte.

Y en el principio creo Dios los cielos y la tierra, y la tierra la dotó de árboles, y los árboles había que transportarlos de alguna manera y, como hemos visto millones de veces, esa manera era con hombres subidos encima. La novela se sitúa en una maderera y comienza el día en el que Ángel sufre un accidente, muere y el rudo Ketchum se queda hecho polvo... Ketchum -grande como un oso- tiene un amigo -creo que no sería el término exacto, pero sirva para entendernos- al que todos llaman "Coci" porque es el cocinero oficial -aunque se llama Dominic Baciagalupo- gran lector y hombre delicado que tiene un hijo de doce años llamado Danny.

Irving nos cuenta lo que el resto de personajes sabe de la vida de Ángel, que al parecer no viene de dónde decía ni es quién decía ser, y vemos el sufrimiento de Ketchum al tiempo que poco a poco se nos van deslizando las vidas de Baciagalupo e hijo... que son los verdaderos ejes de la novela... pero -y esto se muy Irving, muy gran novela americana y muy aburrido- para llegar a algo que les pase a ellos necesitamos 200 páginas de saltos hacia atrás en los que se nos cuenta la vida de Baciagalupo, su madre, su prima, el origen de su simpático apellido, la trágica muerte maderera de la madre de Danny y un sinfín de detalles sobre sus cuitas con breves interludios del sufrimiento de Ketchum. Y si lo importante fuera la trama sin más ahí debiera quedar este texto, pero como no ha pasado nada a los protagonistas (la muerte de Ángel es un asunto absolutamente menor en la historia) hay que narrar ese acontecimiento de la página 200, en la que el lector o está fascinado ante el cuadro de costumbres e historietas que no son eje central del relato o está, y es mi caso, aburrido como una morsa.

Inciso
En el XIX (soy tan fan del Realismo como odio el Romanticismo) las novelas eran largas y en gran parte se debía a que estaban llenas de descripciones... Ahora cuando son largas es porque están llenas de detalles que le dan verosimilitud... pero que sobran (al menos a mí me sobran)
Fin del inciso

La noche que sigue al día en el que murió Ángel, después de haber oído por enésima vez la historia de cómo se mató a un oso de un sartenazo, Danny, que sólo tiene 12 años, oye ruidos, cree que es un oso, coge una sartén, ve un bulto y golpea con todas sus fuerzas... a la india desnuda de 2 toneladas con la que su padre tenía relaciones sexuales impropias, y digo "impropias" porque la susodicha es a su vez la pareja del alguacil que se cae de borracho hasta el punto de que intentan hacerlo pasar como mata-indias a ver si cuela, pero no, no cuela porque deciden escapar a pesar de las advertencias de Ketchum (que no sé por qué me recuerda a Melquíades) Y ahí viene el novelón: las mismas páginas de blablablá, cuadro costumbrista por aquí, cuadro costumbrista por allá, todo como excusa para la descripción (que de narración tiene lo justo) que Irving nos hace de América (de la profunda y de la no tan profunda) y su historia, cincuenta años de una historia apasionante que ni llegando un momento en el que puedo usar mis propios recuerdos apasionados para comparar con lo que dicen, sienten y hacen los personajes ha conseguido resultarme amena... entre otras cosas porque no me resulta creíble escuchar cómo Ketchum, que empezó siendo un rudo maderero, es evocado por Danny en plan "qué hubiera dicho él en este caso", porque una vez que me metí de lleno en provincias de la América profunda... por mucho que Danny salga de allí y el escritor haga diatribas sobre Bush y Gore y sobre Bush y Kerry, sobre Irak y Afganistán, y sobre todo aquello que me tuvo horas discutiendo una tarde en Nueva York en octubre de 2004... ya no pude salir más, hacerlos cosmopolitas y todo me resultó provinciano.

Antes de salir corriendo, querido lector, confieso que a partir de la muerte de la india, puede que incluso antes, leía en diagonal, cuando no me saltaba páginas y páginas directamente... Pero todo tiene su por qué, LA GRAN NOVELA AMERICANA no es mi tipo de novela, pero sí puede ser la tuya (cuando leas la reseña de Newland y Bichejo entenderás por qué lo digo), así que no quiero desanimarte, a pesar de todo, a leerla... piensa que yo no pude con El señor de los anillos porque el principio -la historia de la tierra media, sus costumbres y advZzzzz- es como este relato... entero.