Grandes Esperanzas

Una vez más, los ya no tan aguerridos miembros del Club de lectura se enfrentan a la lectura compartida de un libro que, por una vez, ha obtenido la unanimidad en positivo ¡albricias! Quizá sería interesante añadir a esta pequeña presentación, que hace un par de años, a la hora de elegir los libros, habíamos propuesto nada menos que DOS libros de Dickens, uno se descartó porque llamó más la atención otra cosa y el segundo... porque perdió el Atleti... ¿Qué añadir? YA NOS VALE. En fin, al lío.

Es conocido que Grandes esperanzas es una de las obra cumbre de Charles Dickens (o Carlitos Dickens como decía mi abuelo), una novela de aprendizaje que fue publicada en entregas y, como tal, tiene la dificultad añadida de que debe mantener al lector interesado en cada entrega, esto es, aun siendo una novela realista -cuya característica más conocida, que no principal, es que está plagada de descripciones- está escrita con un ritmo tal que nos empuja a continuar página tras página y no crean que es fácil mantener el interés en la historia de una persona sin importancia haciendo en la trama giros completamente locos que parezcan giros completamente cuerdos, no olviden que todo lo que nos cuenta es posible y, más importante aún cuando hablamos de ficciones literarias, es absolutamente verosímil.

Dickens era, además, un gran narrador de clases. En este caso nos encontramos con un niño huérfano de clase trabajadora (no tenía ni idea de cómo era una herrería y después de Grandes Esperanzas tengo la sensación de haber estado con asiduidad en una, háganse una idea de qué supone leer a Dickens), con una hermana que lo maltrata y un cuñado bobo de buen corazón que tiene su misma edad mental, que aunque es de buen conformar no tiene mayor deseo en la vida que ser un caballero. El deseo le nace que los días que pasa acompañando a una suerte de rosita la soltera que, a pesar de que en todo momento lo trata bien, no así la niña Estela, le abre las puertas a un mundo de caballeros en el que Pip se ve, y ve a su entorno, zafio y vulgar. Un golpe de suerte que no desvelaré hace que aparezca un benefactor que se haga cargo de su educación, es decir, de su conversión en caballero, una segunda etapa que, al ser una novela realista, no pasa de pronto, no es un camino de rosas, no nos pontifica sobre qué vida es mejor, sólo pasa, como pasan las cosas en la vida.

La Doña Rosita la soltera de Dickens,
fíjense si está de lo suyo que la interpreta Helena Bonham Carter.
El ritmo y la dosificación de la información en esta novela está tan bien manejado que no se hacen nada pesadas su casi 700 páginas. Vemos distintos escenarios casi como si estuviéramos en ellos, conocemos personajes que podrían ser reales -sí, incluso la eterna novia- a lo largo de una vida extraordinaria que lo es gracias a un golpe de suerte. 

Pueden leer el resto de reseñas del Club en los sitios habituales: la casa de la rubia MG, La mesa cero de Desgraciaíto, el Mundo de Carmen y la página del Club, donde encontrarán a Newland.