Una vez más, los aguerridos lectores del Club de lectura nos hemos metido dos libros entre ceja y ceja, pero descuiden, será la última vez, al menos este año porque, a partir de ahora, volvemos a la programación habitual de leer compartido un libro al mes, que como a todos se nos acaban las vacaciones.
En esta ocasión, tal como reza el título de esta entrada, nos hemos ido de visita a El país imaginado de Eduardo Berti. Confieso de entrada que no termino de entender el título, compréndanme, no se trata de que sea inadecuado, a ese país imaginado se hace alusión a lo largo de la novela, sino de que la historia que narra no me parece que corresponda a lo que se refiere el título, pero vamos, un detalle menor, sólo que soy pelín maniática para estas cosas.
En El país imaginado nos vamos a la China de preguerra (no sabría decir cuánto pre- hay que poner, pero desde luego es antes de la Guerra Mundial), y acompañamos a una familia china tradicional, que hace cosas de familia china tradicional, ni más ni mangas, que dice mi madre. Nuestra china tradicional sigue la tradición de sacar a pasear el mirlo de su abuela una vez que esta muere pero no por generosidad, como le hace creer a su tradicional familia, sino porque así puede ir a ver a la hija del pajarero que se lo ha alquilado de la que de una manera muy poco tradicional se ha enamorado... ella cree que la quiere para su hermano mayor, pero no, así parece ser el amor en una sociedad en la que no está permitido amarse,no ya entre mujeres sino enamorarse así, en general; mientras tanto su hermano mayor está enamoriscado de otra chica indistinguible de una prima y a veces nuestra protagonista tiene que acompañarlo a él ya que se trata de un matrimonio muy ventajoso y se trata de que no la cague demasiado...Hay mucha más trama pero realmente no sabría hasta dónde contar porque no se puede decir que sea una novela con grandes giros, y de hecho quizá haya contado de más... Es un libro interesante y para ventilarse en una tarde, que si tuviera algunas páginas más quizá ya no sería interesante porque la verdad es que no creo que sea capaz de recordar su contenido durante mucho tiempo, en definitiva un psé, de manual. Leanlo si no tienen nada mejor que hacer, es mono, no daña y tampoco contiene el sentido de la vida... tómenselo como un oasis pequeño y algo insípido, que no siempre es necesario irse de cabeza a por grandes emociones.
Tienen el resto de reseñas en los lugares habituales: Carmen (me muero de ganas de leer esta reseña, no se la pierdan), Desgraciaíto y Newland.
Nos vemos el 1 de octubre con La noche en que Frankenstein leyó el Quijote: la vida secreta de los libros de Santiago Posteguillo.