Gantz

A día de hoy es innegable que el cine asiático en general, y japonés en particular, ha supuesto un soplo de aire fresco para el séptimo arte; no tanto por el hecho de que hagan películas estupendas (que, al menos de momento, yo no he visto ninguna estupendérrima) sino porque, al menos, ofrecen algo diferente a lo que estamos acostumbrados y eso, en estos días de originalidad perdida, es todo un logro... De hecho no podré agradecerles lo suficiente el hecho de que sus películas de terror (que se acaban plagiando, en algunos casos escena por escena, en el cine americano) hayan revolucionado el género acabando por fin con el happy ending, que ya era hora de que no supiéramos con meridiana claridad, y desde antes de entrar en la sala, que el protagonista iba a sobrevivir al psicópata más persistente*

Gantz es una película tan extraña en principio que sólo puede ser japonesa. Como era de esperar siendo nipona está basada en un cómic homónimo que, visto que se nota que hay presupuesto, imagino habrá tenido un éxito notable.
La historia, como decía, es rara pero perfectamente comprensible, se ahorra explicaciones absurdas de tal manera que en ningún momento a nadie se le ocurriría indignarse por cosas no sé, como que por qué no hay una explicación científica a que una isla viaje en el tiempo y en el espacio; y esto, aunque parezca un asunto baladí, es algo a tener en cuenta: hay historias cuya raíz no debe siquiera insinuarse, que somos muy dados a hacernos líos filosóficos y perdernos en ellos.

Dos jóvenes son arrollados por el metro de Tokio al intentar ayudar a un borracho que ha caído a las vías pero, en lugar de dejar de existir, se encuentran en una habitación presidida por una gran esfera negra que les da unos extraños trajes, los arma hasta los dientes y, en un lenguaje infantil, les pide que maten a los personajes extraños que les muestra y les da puntos por ello, como si fuera un videojuego. Los protagonistas no son los únicos que están allí, hay otros en sus mismas circunstancias que han llegado antes -y otros llegarán después- y, entre ellos, un chico detestable que parece saber más de cómo funciona el asunto y que, al haber participado más veces, tiene más puntos que nadie. Cada vez que completan una misión (y pueden morir en ella de la forma más atroz) son devueltos a casa y pueden seguir con su vida hasta que Gantz (la esfera, o el hombre comatoso que habita en ella) los convoca y les vuelve a pedir que porfi porfi maten al siguiente.
La primera víctima parece un niño deforme y por ello los protagonistas se niegan; sin embargo, el resto de involuntarios participantes se lanzan a ello porque les ofrecen un pastón por hacerlo aunque a ninguno le resulta fácil porque el niño deforme llora a moco tendido... cuando lo matan aparece el que parece el padre del niño deforme (el señor deforme) y convierte en puré a todos los que puede hasta que es abatido por el chico detestable.
Tras esta primera misión se clarifican algunas cosas; Gantz se refiere a los que pide matar -en escenarios en los que no hay más gente que los objetivos y los que tienen que abatirlos- como aliens (y tienen pinta de serlo vista la mala baba que gastan y el aspecto que tienen, todos diferentes) y sabemos que cuando los protagonistas -o cualquiera- alcance los 100 puntos puede pedir o bien que lo dejen en paz para siempre (con borrado de memoria incluido) o bien que Gantz resucite a quien quieran (recuerda: todos han llegado ahí al morir, si siguen respirando es porque Gantz los mantiene vivos) por lo que entre que los seres que hay que matar o se acaba con ellos o ellos los matan (y esa vez de verdad), que se puede resucitar a los muertos y que no les queda otra porque Gantz los lleva allí cuando se le antoja, deciden organizarse mejor y ponerse manos a la obra.

Soy consciente de que parece terriblemente absurda pero no puedo explicar mucho más sin destriparla entera; si me ha resultado interesante es, sobre todo, por la belleza de las imágenes; por un lado está el hecho de que no se regodea en lo desagradable (hay algo de sangre como es natural, pero nada de vomitona) y por otro ver la estatua de un buda gigante liándola parda desde la tranquilidad, la forma en la que son convocados (aparecen poco a poco como escaneados ¿a lo Quinto elemento?) resulta visualmente muy interesante. Y, por supuesto, hay dosis de moralina entre los personajes: los protagonistas se conocen desde el colegio y uno era el defensor ante los matones mientras que el otro aspira a superhéroe.
En definitiva son dos horas que no se hacen largas en absoluto y que resultan de lo más entretenidas, y mira que a mí las películas de acción me aburren soberanamente.

La historia de Gantz tiene un final claro y definitivo... pero en la segunda parte y esa es otra cuestión. La segunda parte explica qué es Gantz un poco más, por qué los aliens tienen tan mala leche, aparecen más personajes, elementos nuevos que cambian algo esencial en la trama... pero es una película fundamentalmente de bofetadas y grandes matanzas que sacrifica la plasticidad de la primera en favor de la acción y, aunque no se hace excesivamente larga (con sus más de dos horas), es absolutamente prescindible... que alguien te cuente el final, si quieres saberlo todo, y pasa tu tiempo leyendo un buen libro... o ya puestos el manga.

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*Leí hace unos años (y si non è vero è ben trovato) que a partir de la II Guerra Mundial, eliminada Alemania (por motivos obvios) de la competición por la cosa del cine (la filmografía alemana de preguerra es fascinante, de su época, pero fascinante), con Europa en el suelo y muchos americanos que no volvieron a sus casas en pie, se promovió un cine que tenía que animar al espectador y de ahí tanta película de historias patrias y la manía happy ending... sólo nos ha costado 60 años superar el trauma, aunque vistas las dimensiones del susodicho trauma la verdad es que no me extraña.

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