Los viajes de Gulliver

Año nuevo, vida nueva, se suele decir; en esta ocasión, esa vida nueva es que, cansados de tanto desatino lector, hemos decidido en este, nuestro Club de lectura 2.0, darnos un respiro y en vez de leer un libro al mes, lo haremos cada dos meses (más o menos, que este bimestre se nos ha ido un poco la fecha), a ver si así conseguimos sostener esta tortura peregrina maravillosa idea de leer juntos libros que nos horrorizan fascinan.

Empezamos con un clasicazo maravilloso e hiperconocido por todo el mundo: Los viajes de Gulliver de Swift, una crítica feroz* a la sociedad inglesa de la época contada por un viajero llamado Gulliver que, ni corto ni perezoso, planta a su mujer e hijos cada dos por tres para embarcarse y perderse (literalmente, lo hace sin querer, aunque sea como el chiste del oso) por el mundo... yo no viajaría con él, porque barco que coge, barco que se va al carajo y, con la suerte que tiene este señor, no podía ir a sitios normales nooooo, tiene que encontrarse con enanitos, gigantes, caballos y gente rara por todas partes, tan rara pero, al mismo tiempo, tan curiosa (salvo los más conocidos, los liliputienses, todos son infinitamente mejores que lo que Gulliver encontrará en Inglaterra, incluidos los académicos) que cuando vuelve (años duran sus viajes) no puede convivir con los yahoos.

La novela es una sucesión de feroces críticas a todo lo criticable del entorno del autor; empieza por al ansia de poder de los gobernantes que meten a sus pueblos en guerras por cualquier peregrina diferencia que encuentran con sus vecinos al tiempo que son traicioneros y mentirosos, seguidos por una crítica directa a la Inglaterra que Gulliver simula explicar con devoción a un gigante que no da crédito ante la sarta de disparates que le están contando, para después irse a islas flotantes llenas de gente extrañísima en un totum revolutum y, finalmente, como los humanos de todos los tamaños y pelajes no le sirven para suficiente crítica, Gulliver se juntará con unos caballos que resultan ser infinitamente más civilizados que el más civilizado de los humanos.

Pareciera que he contado el libro hasta el final en unas pocas líneas, y no lo desmentiré, pero tengan en cuenta que no he entrado a fondo en el contenido, así que pueden ustedes sumergirse en una historia mil veces versionada en el cine (la última versión, que yo sepa, es infame de puro estúpida, diría que Jack Black, o quien demonios haya perpetrado eso no ha entendido un carajo) pero donde no hay una sola versión (que yo conozca) que cuente de verdad lo que de verdad importa desvelar al autor. No es tan divertido, ni tan valiente, como La isla de los pingüinos pero si ha pasado a la posteridad con tanta fuerza es porque puede leerse en su versión superficial en plan "oh, mira un enano, oh, mira, un gigante, oh, mira Laputa jijiji" y en su versión profunda, donde no deja títere con cabeza.

Pueden leer el resto de reseñas en los lugares habituales: MG, Desgraciaíto, Newland y Carmen.


*se van a hinchar a leer crítica feroz en las reseñas, mis compañeros lectores son muy mimimimi, y a pesar de eso por eso les quiero tanto.