De brillante porvenir. John Dos Passos

Este año, después de muchas fatigas, me hice el firme propósito de que los libros del Club me gustarían, no podía ser que todos los libros elegidos por cinco personas que leen bastante más que la media fueran horribles, era pura predisposición y hasta ahora había funcionado: todos los libros propuestos hasta ahora me habían encantado y los recomiendo fervientemente....

La primera en la frente, De brillante porvenir es un libro descatalogado y sin versión digital; los cinco miembros del Club estamos leyendo dos ejemplares que heroicamente encontraron Carmen y Bichejo. Actualmente, si un libro está descatalogado -un libro de un autor universal y celebérrimo como Dos Passos, se entiende- ya da pie a sospechar... pero no me atrevo a decir de qué va porque la prosa me ha parecido tan fuera de época (y eso que me encanta el barroco) que me costaba seguir la historia, no porque no entienda las palabras sino porque, honestamente, las aventuras y desventuras de este señor me daban igual, me han dado igual sus conquistas, ese primer capítulo en el que quería mezclarse con los pobres del barco durante el viaje pero se escapaba nada más llegar para estar con los ricos, me ha dado igual que quisiera adaptar El hombre que fue jueves (un libro que leí hace mil año y recomiendo mucho aunque apenas lo recuerdo)... así que no he conseguido terminarlo, por lo que, he de decir, que no me hagan caso y vayan a leer a quien sí lo ha hecho a ver si ha habido más suerte:  Carmen, Newland y Desgraciaíto.

Nos vemos en 15 días, y será mejor.

Honrarás a tu padre

Si la gente obedeciera las leyes, no habría Mafia. Si la policía fuera capaz de resistir la corrupción, si los jueces y los políticos fueran insobornables, no habría Mafia, porque la Mafia no podía existir sin la cooperación de los demás.
El libro elegido este mes en el Club de lectores 2.0 es Honrarás a tu padre de Gay Talese, un libro de mafiosos... Así contado en una sola frase parece un libro donde va a haber muerte y destrucción, historias tan fascinantes como aterradoras, donde habrá bajos fondos, familias, vendettas y muchos, muchos tiros. 

La primera en la frente, Honrarás a tu padre no es una novela sino la historia, absolutamente real (bueno, no sé yo hasta qué punto el retrato amable de Bill Bonanno es 100% fiel a la realidad), de los últimos coletazos de la mafia tal y como nos la imaginamos, es decir, después de los que se hicieron con todo durante la prohibición y cuyos nombres todos conocemos -Capone, Lucciano et al.- llegó gente como Joseph Bonnano que consiguió a duras penas sostener un poco -pero no mucho- el chiringuito; pues Honrarás a tu padre es la historia del hijo de Joseph Bonnano, Salvatore -Bill- Bonnano.
La segunda, aunque esa ya me la esperaba después de haberme espeluznado con las páginas de Gomorra hace unos años, es que la mafia no es como nos la imaginamos, no lo era en tiempos de Capone y desde luego, y lean a Saviano si no lo han hecho ya, no lo es hoy en absoluto. 
Y hay, además, una tercera cuestión y es que la gran debilidad de Honrarás a tu padre es, a la vez, su mayor fortaleza, me explico: el libro traza un retrato lo más fiel posible de la vida de Bill Bonnano desde la ¿desaparición? ¿secuestro? ¿huida? whatever de su padre, Joseph Bananas Bonanno, hasta su ingreso en prisión con un epílogo que nos lleva, aunque brevemente y con grandes saltos, desde ese ingreso en prisión hasta su muerte (el citado epílogo se centra, básicamente, en un qué fue de los hijos de Bill Bonanno y la génesis del relato, más que en Bill Bonanno en sí) y en vez de encontrarnos una vida llena de aventuras con un villano mafioso al estilo de Capone en Los intocables de Eliot Ness o un hombre de negocios mafioso al estilo de Vito Corleone en El Padrino, lo que encontramos en una vida normal de un señor normal que tiene un trabajo peculiar que no ha elegido y vive, o mejor dicho, sobrevive, como buenamente puede dentro de un código de conducta que ni le simpatiza ni le deja de simpatizar, que simplemente estaba ahí y jamás se ha cuestionado de la misma forma que no se cuestiona que el sol sale por el este.

Honrarás a tu padre es, en definitiva, una cuestión de cotidianeidades, veremos a Bill tratando de que no se le caiga la empresa cuando su padre desaparece, le veremos ponerle los cuernos a Rosalie y tener un hijo con su amante para, después, recomponer su matrimonio con ella no por obligación, sino porque realmente lo desea (¿recuerdan cuando Diane Keaton es expulsada de la casa Corleone? Pues hubo un tiempo en la vida de Bill Bonanno en el que Rosalie, su mujer, se marcha con los cuatro niños y no mandan matones a buscarla, puede entrar y salir, puede abandonarlo y volver si ella quiere y él la acepta... un matrimonio normal -si es que eso existe- bastante alejado de la imagen que tenemos del asunto), veremos a Bill sufriendo por pagar las facturas y entrando en la cárcel por absurdeces (no me entiendan mal, son delitos, pero suena a lo metemos por lo que sea como la evasión fiscal de Capone). Todas y cada una de las acciones que se describen en la novela y tienen relación con la Mafia -que son las menos- hacen que el lector se pregunte si de verdad merece la pena una vida en la que no obtienes riqueza apenas, al menos no a largo plazo y desde luego no más de la que obtendrías con un trabajo normal (Bill tiene estudios universitarios, y eso en EEUU en los 60 no es cualquier cosa) y a cambio pueden matarte al cruzar la calle -y no es una expresión ni mera paranoia-, detenerte, perseguirte, encarcelarte... ¿Quién elige una vida tan peligrosa (no les presupongo moral) para vivir de forma miserable?
[...] extrañaba la frecuencia con que veía a Rosalie y a sus cuatro hijos, dijo, y añadió que rara vez lo visitaban más de una vez al mes. Para su esposa llegar hasta Terminal Island implicaba un viaje de ocho horas por tierra desde su casa en San José, donde ella tenía un trabajo a tiempo completo como programadora de computadoras en una compañía de seguros, y donde los niños, cuando no estaban en la escuela, estaban trabajando en empleos de tiempo parcial en restaurantes de comida rápida y otros lugares ubicados dentro o cerca del centro comercial aledaño a su casa.
Por una parte es imposible empatizar con Bill, al fin y al cabo se dedica a lo que se dedica, por herencia paterna, vale, pero, aunque ni una sola vez el autor nos cuente si ordenó la muerte de alguien o alguna otra mafiedad, podemos imaginarnos a Bill tomando decisiones que supusieron la muerte de personas, la comisión de delitos, etc, etc. Por otra parte sí vemos como Talese simpatizó con él hasta el punto de destinar parte de los beneficios del libro -que en su momento fueron astronómicos- a la educación de los cuatro hijos de Bonanno, y como lectora, persona y todas las etiquetas que se me quieran poner, me parece estupendo; Bill no eligió esa vida y quizá en otra familia hubiera sido un buen tipo así que Talese consideró que sus hijos merecían la oportunidad de, al menos, elegir y es un gesto que le honra mucho más de lo que jamás debieron honrar a su padre, Joseph que, por otra parte, tampoco parece tan mal tío.
Ahora, años después, al mirar en retrospectiva ese incidente y otros similares, Bill se daba cuenta de la forma en que su padre había puesto a prueba su paciencia y su disciplina, para ver cómo respondía su hijo ante una condición que era necesaria y común en la organización, pero que sin embargo resultaba poco natural para la mayoría de los mortales.
No sé por qué [Bill Bonanno] se tuvo que ir tan pronto. Lo único que puedo decir es que probablemente el abuelo lo llamó y, como siempre, papá obedeció presto.
Por su parte, él [Bill Bonanno] siempre sintió atracción por su padre, lo atraía como un imán, lo habría seguido a los mismísimos infiernos y, cuando finalmente percibió la inmensa magnitud del poder de su padre, se sintió incluso más impresionado y orgulloso. [...] él nunca sería para ellos la figura tan imponente que su padre fue para él; los tiempos habían cambiado, la dinastía se estaba desintegrando y la insularidad de la vida familiar italiana probablemente no sobreviviría hasta la tercera generación, lo cual posiblemente era bueno para sus hijos.
El libro es, quizá, demasiado largo para leer del tirón, pero aún así me parece absolutamente recomendable porque, queramos o no, la historia de la delincuencia es una parte importante de nuestra historia occidental; sumémosle, además, que no sólo cuenta la historia de Bill sino que hay saltos a los orígenes de la mafia (es la cuarta versión que leo y sí, en esta también es culpa de una potencia extrajera invasora... ¿he dicho ya lo mucho que me enfada que nadie acepte nunca sus responsabilidades en aras de un pasado lejano?), a los tiempos de la ley seca, sale el FBI y no precisamente bien retratado (aunque a estas alturas de Hoover me espero cualquier cosa, repito: cualquier cosa), nos habla de la inmigración y la isla de Ellis, de Italia y Mussolini... en definitiva, un libro bastante concreto donde todo es tan cotidiano que nada llama la atención, ni siquiera un bomba, como el realismo mágico en el que hay una lluvia de flores amarillas.
[Dominación francesa] Según los historiadores locales, ése fue el comienzo de la Mafia, que tomó su nombre del grito de angustia de la madre de la muchacha, que corría por las calles gritando ma fia, ma fia, mi hija, mi hija.
[Dominación española, griega o árabe] El criminólogo italiano Cesare Lombroso estuvo cerca de sugerir esto al señalar que, mientras que los sicilianos del este habían sido enormemente influenciados por la colonización griega, los sicilianos del oeste habían recibido más influencia delos árabes, muchos de los cuales fueron empujados en el siglo XIII hacia las colinas ubicadas detrás de Palermo y obligados a sobrevivir de su astucia y habilidad para engañar. Otros teóricos italianos sugirieron que los sicilianos occidentales que vivían en Palermo y o cerca solían ser perezosos y poco ambiciosos debido a que habían sido dominados durante cientos de años por la laxa administración de la España medieval.
Pueden leer el resto de reseñas si pasan por el Club de lectores 2.0 o en las moradas del resto de lectores del Club: Carmen, Desgraciaíto y Newland.

Nos vemos en quince días con John Dos Passos en De brillante porvenir.