#porraminizor

Porque nadie lo pidió (bueno, en realidad hubo UNA petición) damos por inaugurada la porra Minizor. Como la mayoría ya sabréis (y a los que no, os lo comunico oficialmente ahora) estoy de (treintaporochodoscientoscuarenta... añadodías... dividoentresiete...) treinta y seis semanas. La presente porra, con reglas depositadas ante notario custodiadas por Tuco consiste en adivinar la fecha del nacimiento del niño (en adelante, Alejandro).

El juez custodiando las reglas

Como hay premio físico, trataremos de evitar empates dividiendo los días en dos tramos y haciendo que cada concursante seleccione una fecha y un tramo. Los dos tramos serán: de 0:00 horas a 12:00 horas (llamado "tramo del Tuiter molón") y de 12:00 a 0:00 horas (llamado "tramo del Tuiter intensito"). Así, un posible ejemplo de apuesta sería "el catorce de febrero en el tramo intensito"). La ginecóloga (sí, tendremos ginecóloga en el parto, somos así de osados) tiene instrucciones de, si el niño nace a las doce en punto, engañarnos y cambiar la hora un minuto o dos arriba o abajo según su propio criterio, que para eso es una señora con estudios.

Un par de consideraciones a tener en cuenta por los concursantes:
  • Salgo de cuentas el 19 de septiembre. Por tanto, noviembre es un mes altamente improbable como fecha de parto, aunque no queremos condicionar a nadie.
  • Hoy no voy a dar a luz. La primera fecha admitida es mañana, 24 de agosto en el tramo molón.
  • Para los que me deseen un embarazo largo (así os...), este año septiembre tiene treinta días. Se admite "31 de septiembre en tramo molón" como apuesta, pero la organización no la recomienda. Luego no os quejéis.
  • MODO DE CONCURSO: Dejar un comment en este post o avisarnos en Tuíter con el hashtag #porraminizor y mención expresa a uno de los progenitores del niño (@pau_1975 o @zor76). Si no hay mención también es válido, pero os arriesgáis a que no lo veamos.
  • Si pese a dividir el día en dos tramos dos concursantes se empeñan en coger el mismo día y el mismo tramo, se sortearía el premio entre los dos (o más) ganadores.
  • UN DÍA Y UN TRAMO POR CONCURSANTE. Vamos a llevarnos bien.
Y por último, EL PREMIO será UNA MARAVILLOSA CAMISETA CONMEMORATIVA personalizada para la ocasión por nuestros colegas de https://www.facebook.com/zenutrios. La camiseta podrá ser entregada en mano con tapas incorporadas si los ganadores vienen a Graná o enviada por correo si viven lejos (esto es, más allá de Jaén). Hay posibilidad de entrega en mano en Madrid o alrededores, pero no garantizamos que sea pronto.

Sin más que añadir, ¡QUE COMIENCEN LOS JUEGOS DEL HA...! Esto, que ya podéis comentar.

Participantes hasta ahora (Aunque todavía hay tramos libres, en aras de la justicia, damos la porra por cerrada):

5 de septiembre,tramo intensito: Mon Suárez (no lo dice, pero es porque quiere verlo en directo).
5 de septiembre, tramo molón: La Rizos.

7 de septiembre, tramo molón: Zumodeguindas, que no quiere un embarazo prolongado.

8 de septiembre, tramo molón: Fisuelina
8 de septiembre, tramo intensito: Fini (que es su cumpleaños, además).

11 de septiembre, tramo molón: Mathraelis
11 de septiembre, tramo intensito: LordRuthven

13 de septiembre, tramo intensito: Pata Ookami.
13 de septiembre, tramo molón: Hermano E.

14 de septiembre, tramo intensito (las cinco de la tarde): Carmen

15 de septiembre, tramo intensito: Miss Honky

16 de septiembre, tramo molón: Javi
16 de septiembre, tramo intensito: Gordipé

17 de septiembre, tramo molón: LolaCB

18 de septiembre, tramo molón: Sargento.
18 de septiembre, tramo intensito: Petulancia.

19 de septiembre, tramo intensito: Phaskyy (han hecho falta nueve participantes para que caiga esta fecha. Además es su cumpleaños, ¡no olviden felicitar!).

20 de septiembre, tramo intensito (con los primeros resultados de las elecciones griegas): Juan Mesa
20 de septiembre, tramo molón: NacheT (de este hay que fiarse, que adivinó la hora y el minuto del nacimiento del pulpofante de Undívaga).

21 de septiembre ,tramo molón: Lady Rathen.
21 de septiembre, tramo intensito: Lorzagirl

22 de septiembre, tramo molón: Martín Donato.
22 de septiembre, tramo intensito: Marta

23 de septiembre, tramo molón: Misia
23 de septiembre, tramo intensito: Wen

24 de septiembre, tramo molón: Bulma Salgueiro (para que sea libra).
24 de septiembre, tramo intensito: Anniehall

25 de septiembre, tramo molón: Fle.
25 de septiembre, tramo intensito: Ilse

26 de septiembre, tramo molón: Bich75
26 de septiembre, tramo intensito: N

27 de septiembre, tramo molón: Yoli
27 de septiembre, tramo intensito: Pétalo

28 de septiembre, tramo molón: Calabria (¿por qué? ¿por qué tanto odio?)
28 de septiembre, tramo intensito: Eleder

29 de septiembre, tramo molón (y día de San Miguel): El Niño Desgraciaíto.

1 de octubre, tramo intensito: Pan Bimbo

El lugar más feliz del mundo

Como somos unos locos, los lectores del Club de lectura 2.0 este año nos propusimos leer 15 libros juntos en lugar de 12, así que en verano había que apretar; en este mes de calor tocaba leer además de a Kundera, El lugar más feliz del mundo del nuevo y flamante director del periódico El Mundo, David Jiménez.

Confieso que no conocía a David Jiménez hasta que fue nombrado director de un periódico que ojeo (sí, sin h, cómo lo voy a hojear si hasta ahora no lo hubiera comprado jamás por conspiranoico y ahora leo casi exclusivamente en digital) de vez en cuando así que no tenía muchos prejuicios que derribar y, la verdad, después de la lectura de El lugar más feliz del mundo es posible que le preste más atención al periódico El Mundo, aunque sólo sea para ver qué reportajes de lugares remotos encuentro en él.

El lugar más feliz del mundo es un libro compuesto de pequeños cuadros costumbristas de lugares remotos pero, sobre todo, es un libro construido a través de las sensaciones de su autor, David Jiménez, reportero en Asia que se dedicaba a ir allá donde saltaba la noticia. No tener un sitio fijo en el que anclarse le ha dado la experiencia del viajero (no confundir viajero con turista) en una época en la que aún se podía viajar por el mundo, ir a lugares remotos y conocer de verdad la realidad de los sitios en vez que los parques temáticos para turistas que están ahora tan de moda y, en muchos casos, existen por motivos de seguridad y, ojo, esa cualidad del viajero nunca ha sido sencilla, ya se encarga Jiménez en contarnos cómo consigue, en muchos casos, visados a base de ocultar su condición de periodista en un mundo en el que el periodismo es cada vez un testigo más incómodo.

El libro está dividido en 6 partes: en la primera nos lleva de la mano por una serie de Lugares todos por supuesto exóticos y no aptos para todos los estómagos, después nos traslada a la dificultad especial que tienen las Fronteras, para enseñarnos a continuación algunas Calles en las que han tenido lugar acontecimientos históricos de relevancia y que, seguramente, todos recordamos (¿quién no recuerda al señor que se plantó delante de un tanque en la plaza de Tiananmen?); desde ahí visitamos algunas de las Celdas en las que sobreviven como pueden en condiciones inhumanas, después nos muestra algunos Amaneceres, esto es, pueblos que están empezando a despertar al mundo tal y como creemos que es el mundo y, por último, la parte que más me ha gustado de todas las del libro: Retornos, en la que David Jiménez vuelve a sitios en los que ya ha estado (en ocasiones nosotros también con él unas páginas más atrás) y nos muestra cómo han cambiado con el paso de los años.

El lugar más feliz del mundo es, como decía, un libro de sensaciones más que de historias (para las historias debieran ustedes leer los reportajes que salieron de cada viaje) y, por ello, es un libro para dejarse llevar, un libro que en el que no hace falta seguir un hilo y, si les soy sincera, ni siquiera hace falta recordar mucho de lo que cuenta como si de una historia ajena se tratara; al ser sensaciones cada historia puede haber sido incorporada a las propias anécdotas, olvidada o simplemente sentida, no es un libro para sacar grandes conclusiones, para aprender grandes historias, casi al contrario, es un libro para olvidar todo lo aprendido, para no dar nada por hecho, en palabras del propio autor:
cuanto más viajo, más experiencias acumulo y más mayor me hago, más me cuesta distinguir entre buenos y malos. Si me preguntan qué he aprendido en todos estos años, en la guerra, en la revolución, o en el desastre natural, diría que somos bruma. Nunca todo claridad, rara vez completa oscuridad. 
Pueden leer el resto de reseñas del Club es los lugares habituales: Carmen, Newland, Desgraciaíto así como seguirnos en la página del Club de lectores en la que, además de las reseñas, se enlazan los podcast que hacemos sin regularidad alguna.
Nos vemos el 1 de septiembre con Vestido de novia de Pierre Lemaitre. 

La fiesta de la insignificancia

Hace poco más de un año, salió a la venta el último libro del celebérrimo autor checo¿-francés? Milan Kundera, La fiesta de la insignificancia y allá que nos fuimos los lectores del Club de lectura 2.0. a proponerlo para este año, como los locos.
No quiero que se me entienda mal, así que diré para empezar que el libro no me ha disgustado, es interesante, es ciertamente entretenido, es tan corto que se lee en apenas un par de horas... ahora bien el adjetivo que más se me viene a la mente si pienso en él es, sin duda, deslavazado. Daría la sensación de que el señor Kundera tenía unas notas para una novela y un editor pesado con un ultimátum para que le presentara algo ya, y de ahí sale el libro, un libro interesante, ciertamente entretenido... pero a medio hacer y es que La fiesta de la insignificancia propone pero no concreta, apunta pero no dispara, seduce pero no culmina y no sé, a mí que me dejen a medio camino con sólo un par de caricias previas no me va nada.
La fiesta de la insignificancia narra la historia -por llamarlo de alguna manera- de unos amigos franceses que hacen cosas insignificantes, a saber, uno tiene pensamientos sesudos sobre lo seductores que son hoy los ombligos, otro seduce mujeres a base de pasar desapercibido, otro que es actor trabaja de camarero y decide hacerse pasar por pakistaní inventándose hasta el idioma... y cada poco tiempo aparece por ahí Stalin, no como personaje sino como referencia constante para explicar el punto de la novela, y nos cuentan historias de Kalilin, un señor absolutamente insignificante... En definitiva, Kundera, traza una serie de retratos costumbristas a lo Historias de la radio que vemos a medio empezar o a medio terminar, pero que no nos llevan a ningún sitio concreto pero no sé, el problema no es no ir a ningún sitio, sino que el viaje sin ser desagradable ni aburrido tampoco nos enseña el paisaje de nuestra vida. Ahora bien, que todo hay que decirlo, La fiesta de la insignificancia nos deja un cierto poso sobre la propia condición de la insignificancia porque si algo en la última novela de Kundera es un acierto absoluto es, sin duda, el título, dado que el autor nos plantea una serie de cuadros insignificantes y, curiosamente, nos lleva, casi sin querer, a una reflexión sobre las cosas insignificantes de la vida, que representan... no sé... ¿el 90% de nuestro tiempo?
Pueden leer el resto de reseñas en los sitios habituales:  Carmen, Desgraciaíto y Newland y en algún momento saldrá el podcast que ya está grabado en el que hablamos, entre otros, de este libro tan adecuado para leer en verano cuando uno no tiene muchas ganas de pensar pero es algo que tiene que hacer así, sin apenas enterarse, usando la excusa de las cosas insignificantes.