El juego de Ender

Hace unos años un amigo al que he perdido la pista me recomendó un libro que -vista la recomendación que me hizo- aún no sé por qué leí; la recomendación era algo así como:
Un niño es entrenado a través de juegos para enfrentarse a unas cucarachas que han venido en sus naves espaciales para acabar con la humanidad.
Me imagino que lo leí debido a que poco antes, con palabras similares, me había recomendado el remake de  Galáctica y estaba absolutamente enganchada porque si no, con semejante sinopsis... El libro en cuestión me encantó desde la primera página, desde el primer tercerito, y tanto me gustó que leí el segundo, que es aún mejor que el primero (de hecho está a años luz del primero) y no me quedó otra que leer el tercero, y no me quedó otra que leer el cuarto que, como deja la historia no sólo abierta sino completamente inconclusa (Scott Card lleva años diciendo que continuará la serie algún día, y lo ha hecho pero con uno en medio ¡así no me vale!), me llevó a leer las sombras, que, aunque no tienen ni punto de comparación (salvo el primero), tienen su gracia... Creo que jamás he leído ¿ocho? libros seguidos sobre lo mismo (cursiva sí, porque de lo mismo, aunque compartan autor, algunos personajes y origen, nanai)

El juego de Ender narra la historia de un niño, Andrew (Ender-Andrew suena parecido y de ahí el sobrenombre del personaje) que ha nacido en un mundo superpoblado hasta el punto de que para tener más de un hijo hay que pedir permiso. Ese mundo ha sido atacado además por una especie alienígena en dos ocasiones por lo que la humanidad, unida ante el enemigo exterior, entrena a sus niños para que cuando los insectores* vuelvan, se pueda presentar batalla. El hermano mayor de Ender podría haber sido el comandante perfecto, pero era demasiado cruel para ser un buen comandante; por esa casi perfección en el mando se pide a los padres que tengan un segundo hijo, una niña, que resulta ser excesivamente compasiva, y eso hace que nazca Ender, que será la mezcla entre los dos, es decir, será compasivo pero, a su pesar, sabrá defenderse con contundencia cuando es necesario. En su vida en la Tierra Ender será un niño solitario que tiene que vivir en un lugar en el que los terceros son el niño gordo y feo con gafas de la clase, del que todos se ríen y llaman con el apelativo más despectivo posible: tercerito.

En cuanto Ender se incorpora a la nueva vida de la escuela de batalla queda claro que es distinto. Ya durante el viaje se verá que es intuitivo ante su reacción a la falta de gravedad y por la extraña relación que establece con sus compañeros y con su entorno. El entrenamiento al que se someten los niños para el futurible ataque es esencialmente a través de dos juegos: la bebida del gigante, al que juegan en solitario, y las batallas a las que se enfrentan unos equipos contra otros; el primero de los juegos resulta ser un juego tramposo puesto que llega un momento en el que no se puede avanzar más pero, aún así, Ender lo intentará una y otra vez; el segundo, como es esperable (que para algo es el protagonista) es un juego en el que Ender pasará de ser un niño pequeño y aparentemente insignificante a ser el líder que lleva a su equipo a la victoria, siempre, no importa las veces que cambien las reglas para hacer que su equipo pierda, no importa que le hagan enfrentarse una y otra vez sin descanso, no importa que le pongan obstáculos nuevos cada vez, Ender es el estratega que están buscando por lo que, como último paso en su formación, lo llevan a un nuevo lugar de entrenamiento con unos pocos bajo su mando, para seguir jugando a la guerra pero, esta vez, el juego, que será a través de una pantalla de ordenador, es mucho más difícil que nunca.

Quizá así contado no parezca un gran libro, pero la gracia no está en las acciones, sino en los pensamientos de Ender, en su motivación para hacer las cosas porque no es más que la historia de un niño solitario que quiere que lo dejen en paz, que no quiere pelearse con los insectores ni con nadie, que quiere jugar con su hermana Val, y con su amigo Bean, pero que no lo consigue porque se le ha puesto una carga sobre los hombros que a duras penas soporta. No voy a decir que sea un libro filosófico, pero sí lleva en sí una serie de preguntas para que el lector intente responder, no en vano el autor reescribió el final (y la novela originalmente era un relato corto) para dar cabida a una reflexión mayor (y para enlazarlo más fácilmente con la continuación, que todo hay que decirlo)

Como decía al principio, el segundo, La voz de los muertos, es mejor que el primero y además tiene una ventaja: la historia es tan lejana (no sólo en el tiempo, la propia narración no tiene nada que ver) que ni siquiera hace falta empezar por El juego de Ender, ahora bien, si la escuela de batalla te fascina, Scott Card decide contarla desde el punto de vista de otro personaje en La sombra de Ender, un libro que también se puede leer sin haber pasado antes por El juego de Ender (aunque no es aconsejable si tienes intención de leer El juego porque da cosas por sabidas que le quitarán parte del suspense a este) porque, como decía, es la misma historia desde el punto de vista de otro personaje, también interesante ya que si Andrew destaca por su extraña empatía, Bean destaca por su inteligencia.

En definitiva un buen libro, ameno y muy muy cortito -aunque muy muy intenso- que da pie a una de las sagas más interesantes que he leído jamás; no soy una gran lectora de ciencia ficción, me gusta, sí, pero también me angustia esa obsesión por la extinción; ahora bien, la ventaja de la saga de Ender es que -como en la mayoría de los mejores libros de ciencia ficción, a qué negarlo- la ciencia ficción, las naves, los alienígenas et al. son elementos absolutamente secundarios y lo que importa son las vivencias de unos personajes llevados al límite.

¿¿Y las continuaciones?? para otro día, que las tres que tiene (las sombras no son continuaciones) sí establecen un bloque y como los leí hace bastante tiempo tengo que hacer un esfuerzo de memoria ¡y no son horas!

¡Casi lo olvido! Llevan hablando de llevar El juego de Ender al cine casi desde que se publicó el libro (recibió los premios más importantes en lo suyo), lo leo una o dos veces cada año, pero de momento sólo promesas, aunque el guión lo escribió el propio Scott Card hace años no termina de arrancar... creo que no sería una buena película, salvo que hagan lo que puedan, se olviden de lo interesante -que no se pude poner en pantalla- y hagan una película de acción rara... 

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*Por la descripción que se hará de ellos en algún momento me los he imaginado siempre como hormigas, ni de lejos como las cucarachas que decía mi amigo.

2 comentarios:

  1. Ahora que la película finalmente está en los cines me gustaría saber que opinas de ella en comparación con el libro.

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  2. Me gustó muchísimo sobre todo porque ya leí toda la saga de los libros, ojalá y hagan todas en película.

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