De
toda la vida de Dios los libros tienen una introducción, un nudo y un
desenlace, sí, como suena, todos lo tienen… Sin embargo hay muchos autores que
se salen del paradigma más clásico (esto es, introducción rapidita y sin dolor
para regodearse en el nudo) y suelen hacer grandes obras, sorprenden al lector,
encantan a la crítica; es una pena que, a mi juicio, no es el caso de La vida entera… Un libro que, confieso
profundamente avergonzada, he sido incapaz de terminar, que he abandonado
temprano aunque, en virtud de que pertenecía al Club de lectura 2.0, le he
dado unas 100 páginas más de las que suelo darle a cualquier libro que se me
hace excesivamente pesado… pero aún así son pocas, y no veía el final, y me
perdía en la historia… y cuando empezaba de veras la historia ya no me
interesaba nada de lo que leía, ni el taxista árabe, ni la guerra, ni la
peregrinación por el pasaje de Israel… Y me da una rabia tremenda porque no he
podido conectar con un libro que está muy bien escrito, tanto que te mete durante
horas en un hospital con tres personajes delirantes que apenas engarzan sus
pensamientos y aún así sigues leyendo…
Pero
no, no he sido capaz de dejar el delirio y es curioso, porque de haberse
mantenido ahí quizá sí lo hubiera terminado; como creo que sí lo hubiera leído
si hubiera empezado en la historia-historia; así que, avergonzada perdida,
escribiendo con retraso una reseña que me había comprometido a escribir, meto La vida entera en el cajón de los
pendientes, porque, aunque lo haya abandonado así, tan pronto y a su suerte,
creo que podría merecer la pena cuando la vida me reclame menos.
Así que no os fiéis de mí, leed las otras reseñas y sobre todo amparaos en la crítica que hay sobre esta novela, que la pone por las nubes.
Bueno, pues ya lo terminarás. A mí, conforme pasan los días, me va gustando más. Ya escribiré algo sobre el vigor de algunos pasajes.
ResponderEliminarNo tienes por qué pedir perdón. El objetivo del club es pasarlo bien, que aporte cosas, pero si un libro se te hace bola lo mejor es dejarlo.
ResponderEliminarLo dicho. Yo no he podido con él. Por descreimiento personal. Pero entiendo que guste a otros. Aunque no me planteo ni de coña lo de una segunda oportunidad
ResponderEliminar