En primer lugar al César lo que es del César. El libro que me propongo reseñar me lo ha regalado la gente de PriceMinister.es, que ha organizado un interesante concurso para elegir la mejor reseña sobre una lista de lanzamientos literarios de 2012; aunque el mío ha llegado esta misma mañana aquí está la reseña pero ¡eh! es Auster y eso siempre es un placer para leer del tirón.
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Cualquier
apasionado de los libros se pregunta de cuando en cuando cómo surge una novela,
qué hecho es el que impulsa a alguien a sentarse delante del folio en blanco
a teclear furiosamente (porque como apasionado lector jamás piensa en el
proceso creativo como algo exento de furia) y, sobre todo, por qué decide contar lo que
cuenta, cómo lo construye, qué mecanismo previo al proceso de escritura se ha
desatado para que el libro llegue a sus manos.
En Diario de invierno, Paul Auster decide
enfrentarse a sus fantasmas, echar la mirada atrás para contarnos detalles de
su vida, una vida sin más, en una sucesión de memorias fragmentadas que se van
aproximando a ese invierno en el que
se encuentra.
Tu cuerpo siempre es la zona más afectada por tus miedos y batallas interiores, y acusa los golpes que tu mente no puede o no quiere encajar.
Diario de invierno no es un libro de
memorias al uso, Auster no pretende hacer al lector partícipe de su vida, simplemente
se deja llevar por los rincones de la memoria y le permite mirar, pero sin la oscura
intención de suscitar el morbo que a veces da conocer la vida de los demás. Y
es que su vida, tal y como la narra Auster, no está llena de elementos
extraordinarios, sino que es vivida –y narrada- como siempre vive cada cual la
vida propia, aunque se sea un escritor de (merecida) fama mundial.
Un hombre que camina, un hombre que se ha pasado la vida andando por las calles de la ciudad.
Pero
lo que de verdad atrapa del texto no es la historia, nada extraordinaria, sino
el hecho de que Auster no sólo nos deja asomarnos a la mirilla para mirar sin
ser vistos, sino que nos mete de lleno en el relato con el constante uso de la
segunda persona, eje vertebrador del texto, porque, a falta de interlocutor,
usamos la segunda persona cuando estamos hablándonos a nosotros mismos. Con la
primera persona Auster nos contaría su historia, con la segunda es como si nos contara
la nuestra... y entonces nos convertimos en un hombre que escribe, que se siente
enamorado de una mujer con la que lleva treinta años, que no conduce porque se
(nos) siente (sentimos) culpables de un accidente; gracias al uso de esa
segunda persona somos sexagenarios que hemos vivido en más de veinte
residencias a lo largo de la vida; gracias a esa elección por la segunda
persona sea cual sea nuestro sexo los lectores tenemos erecciones a los doce
años y nos vamos de putas...
Y tan fiel es a esa segunda persona, tan fuerte es su voluntad de estilo en ese "me cuento mi vida a mí" que incluso a ratos aparca lo literario llenando páginas de algo tan prosaico como el gerundio, archienemigo de los correctores de estilo hay líneas y líneas de gerundios, tan poco poéticos pero que, al ser nuestra propia vida porque mientras leemos somos Auster, no sólo nos perdonamos sino que nos sentimos cómodos en ellos... Después de todo, somos nosotros, y nos hablamos así.
En definitiva, cuando se dice que los libros permiten vivir otras vidas, se refieren, precisamente a Diario de invierno, un libro que no le va a cambiar la vida a nadie... salvo durante su lectura, que sustituirá la vida del lector, TU vida, por la de Auster.
Yo es que con Auster no puedo. Lo he intentado dos veces. Incluso me leí uno entero que era Leviatán, creo, pero no puedo.
ResponderEliminarMe gusta mucho Auster. Y Diario de Invierno me encantó. Y yo creo que es el uso de la segunda persona lo que hace que pases la linea y te pongas con él en su mismo plano. Me gustó mucho.
ResponderEliminarAuster es... Auster XD
ResponderEliminarLa segunda persona es otra forma de contar las cosas, sin duda, y de que nos metamos en su piel de lleno; cuando lo leía no dejaba de pensar en que si, de alguna manera, no lo hubieramos visto ya todo, Auster estaría aguantando las críticas como las aguantó Unamuno, porque esto no es una novela, es una nivola XD