Año nuevo, nuevo libro de Stephen King (o tito Stephen, como le llama Bichejo, toda confianzuda) y, como no podía ser de otra manera (cómo odio esa expresión ¡¡cómo algo no va a poder ser de otra manera??) no nos ha quedado otra que lanzarnos a leerlo... no, no uso un plural mayestático; es sólo que algunos miembros de algún club de lectores 2.0 consideraron que podía ser algo divertido leer algún libro de algún autor y reseñarlo algún día que fuera el mismo día; así que, ea, para que no se me olvide, aquí pueden encontrar la reseña de Revival de Stephen King que ha hecho Bichejo, y aquí la que ha hecho Newland, a modo de Petit mini club de lectores.
Hace muchos, muchos años, a muchos kilómetros de donde me hallo, perdí la cuenta de la cantidad de libros de Stephen King que había leído; quien esto escribe es una fanática del terror en todos sus lenguajes (salvo, lógicamente, el terror que produce ver el telediario) y si lo es ahora con cuarenta palos, pueden ustedes imaginarse la de terror de mayor o menor calidad que consumía en la adolescencia... Me reencontré con el señor King hace un par de años like a virgin, touch for the very first time porque, aunque parezca increíble, en los años en los que lo devoraba me había saltado los grandes clásicos: El resplandor, It y Carrie. Con el primero llegó el reencuentro y jamás nada me había dado tanto miedo (Véase paréntesis anterior), con Carrie confieso que me aburrí un poquitín durante un viaje de autobús y estoy reservando It para un día de estos porque, no se lo van a creer, la historia en sí no me llama nada a pesar de lo que reverencio a su autor. Por el camino de estos últimos años, además de los grandes clásicos de terror del señor King, me enamoré perdidamente de su prosa con 22/11/63 y me parece intolerable que su nombre no suene para el Nobel con cierta firmeza (¡¡por el amor de Dios, si suena hasta Murakami!!) porque dudo que haya en estos momentos un autor con tantos libros generacionales de la calidad de los suyos, que no es sólo que las historias sean únicas e interesantes, es que además, cada año que pasa, Stephen King escribe mejor.
Revival no es una excepción a lo dicho hasta aquí, es una delicia de principio a fin en su prosa, es una delicia de principio a casi fin en su historia, y todo ello a pesar de que al que diseñó la portada habría que ejecutarlo (perdonen el exabrupto, leo en digital y no había visto ese horror que poco tiene que ver con el libro que yo he leído); una historia que parece de todos los días de la América profunda que nos va conduciendo, a lo largo de cincuenta años, a un sólo momento en el tiempo, a un solo evento al que vamos, sabiendo a dónde vamos -sin saber en qué consiste- como corderitos al matadero y, aunque el final, la solución del misterio en definitiva, es un poco psé, la sensación global es que la lectura ha sido un tiempo maravillosamente empleado, es más, me atrevería a decir que la solución es psé porque he visto soluciones de Stephen King infinitamente más flojas en otras de sus novelas que aún hoy, veinticinco años después, pueblan mis pesadillas, y aquí no lo ha conseguido del todo.
Revival cuenta es una historia de dos personajes: Jaime, el niño al que vamos siguiendo toda la novela hasta que se convierte en un señor con canas, y Charles Jacobs, el nuevo pastor del pueblo. Charles es un pastor especial, muy implicado en la vida del pueblo y muy mañoso con la electricidad, Jaime es el niño que más confiará en él hasta que, un buen día, la mujer y el hijo del pastor mueren en un accidente atroz, pierde la fe en Dios y pronuncia un sermón blasfemo que provoca que lo despidan (no es que no tengan compasión por él, todos le adoran, es que no tiene mucho sentido tener un cura ateo y blasfemo dando las misas); a partir de aquí, y a lo largo de los años, Jaime -músico que se mete en jaleos tan serios como psicotrópicos a lo largo de su vida- se irá encontrando con Jacobs con distintos nombres y profesiones cada vez más disparatadas a lo largo de su vida hasta que un día... y hasta ahí puedo leer.
Los dos personajes, como es habitual en las novelas de Stephen King, son sólidos y verosímiles aunque nos cuente cosas francamente lejanas a una experiencia vital normal; la historia está tan bien construida que sólida y verosímil, dentro del bichorismo habitual de las novelas del autor; dan ganas de cogerse un avión y ver si de veras allí pasan esas cosas. Fíjense si merecerá la pena, si estará bien escrita, que, aunque todo el relato está en función de un final un tanto psé, no he parado de recomendarla, no es su mejor novela, pero es infinitamente mejor que Joyland y ya ni les cuento en comparación con cualquier Murakami.
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